un blog para narrar la realidad de gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros en Cuba

Rebeldes con causa

Rebeldes con causa
Por: Leannes Imbert Acosta
En Cuba, aunque los homosexuales, bisexuales y transgéneros componen una minoría, el ritmo de crecimiento en la actualidad es significativo, sólo que hay muchos que aún acechan a las espera, entre las sombras.
Es este un país donde existen muchísimos prejuicios en cuanto a la homosexualidad. Aquí, todo el que no sea heterosexual y se rija por los patrones sexuales que nos han impuesto, es censurado en gran medida y llamado impuro.
Podríamos no dañar con nuestro amor a ninguna criatura viviente, podríamos volvernos más perfectos para la compresión y la caridad, a causa de nuestro amor, pero nada de eso parece salvarnos del flagelo de una sociedad donde un gran número de personas da la espalda a nuestras acciones más nobles, encontrando en nosotros, tan sólo corrupción y vileza.
Podemos ver hombres y mujeres (heterosexuales), corrompiéndose los unos con los otros, dejando caer sus pecados sobre sus hijos; podemos ver deslealtad, mentiras y traiciones entre esas personas a las que la sociedad mira con aprobación. Encontraremos que muchos se han vuelto duros de corazón, voraces, mezquinos, crueles y lujuriosos… entonces nos preguntamos, si hay tantas personas que, con una orientación sexual diferente a la de la mayoría, son mucho más merecedoras de respeto que esta gente, ¿Por qué nos censura la sociedad?
Somos muchos los que reclamamos nuestro derecho a “soñar nuestros sueños”. Este país tan complejo es de todos. Homosexuales, heterosexuales, transgéneros y bisexuales, debemos andar juntos. Pero para ello, debemos lograr una sociedad “verdaderamente culta”, donde impere la convicción de que la homosexualidad no es una enfermedad; es una orientación sexual como otra. Cualquiera con un mínimo de inteligencia y de sensibilidad que se acerque a lo que verdaderamente ocurre en Cuba en cuestiones de diversidad sexual, verá claramente que hay que romper, si vamos de buena fe, con toda una serie de esquemas caducados, fóbicos e inhumanos, cuya consecuencia ha sido, además de una fiera represión física y psíquica, sumir a miles de seres humanos en la desesperación, el miedo, el odio de sí mismos y la neurosis.
Si pasamos revista a los últimos 50 años, sobre todo, a los primeros años de Revolución, descubriremos recuerdos de una política heterosexista y homofóbica. Recordaremos atrocidades como las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), verdaderos Campos de Concentración instituidos entre los años 1965 y 1968; los acuerdos del primer Congreso de Educación y Cultura en 1971, que sancionaban a los que siendo homosexuales, ocuparan cargos artísticos o en la Educación. El propio Fidel Castro, dejó clara su postura homofóbica cuando en 1965 le dijera al periodista Lee Lockwood: “Nunca hemos creído que un homosexual pueda personificar las condiciones y requisitos de conducta que nos permitan considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero comunista. Una desviación de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista.
Hoy, 50 años después, los homosexuales que formamos las generaciones que les han seguido a todos aquellos que fueron víctimas de tales atrocidades, somos los responsables de implantar en nuestra hora, la Libertad, el Respeto a la Diversidad Sexual y el ejercicio de la Confraternidad Humana.
Es cierto que, como declarara en 2003 para la revista Alma Mater, la fiscal del Dpto. de Procesos Penales de la Fiscalía Provincial de Ciudad de la Habana, “los homosexuales cubanos no habían cuestionado abiertamente sus derechos, ni exigido otros, a diferencia de algunos países donde los ciudadanos han sido parte de movimientos sociales imposibles de ignorar institucionalmente, y que han conducido a conquistas como el matrimonio, el derecho a la pensión y la adopción por parejas del mismo sexo”.
En la actualidad, la realidad es otra. A pesar de que nuestro Gobierno, que se ufana de haber creado un estado de igualdad y de cumplir cabalmente los Principios Constitucionales, hace caso omiso a las solicitudes ante la Dirección de Registro de asociaciones y a las demandas ciudadanas, existe en Cuba, el OBSERVATORIO DE LOS DERECHOS LGBT, proyecto que tiene entre sus objetivos, velar por el respeto de los derechos humanos de las personas LGBT y, crear una mentalidad de respeto de las diferencias. Dicho proyecto es promovido por personas con firmes y justas convicciones.
Formamos un conjunto de ciudadanos dispuestos a hablar frente a frente y actuar en defensa de los Derechos humanos, para resolver los problemas que afectan las vidas y oscurecen el futuro de las personas LGBT en la isla.
A pesar de que la igualdad, la no discriminación, la diversidad y el respeto al ser humano, son cosas sencillas y básicas que no deberían perderse de vista entre la confusión y la complejidad de la Cuba de hoy, el Estado y nuestra sociedad, en alguna medida siguen imponiendo a las personas, normas relativas a la orientación sexual y la identidad de género a través de costumbres y leyes caducadas y homofóbicas y procuran controlar cómo las personas viven sus relaciones y cómo se definen a sí mismas.
La vigilancia, la coacción y las “advertencias” a las personas que promueven proyectos tan alentadores, siguen siendo algunas de las fuerzas que sustentan la perpetuación de la desigualdad basada en la Orientación Sexual.
No obstante, los homosexuales cubanos tenemos fe en que “con el tiempo, las estatuas decapitadas _como dijera un ensayista y crítico del ICAIC_ recuperarán sus cabezas”… es algo así como ese proyecto de nación integradora, por el que muchos han comenzado a luchar, sin proseguir esa lucha, vencidos ante las primeras batallas. Todos sabemos que, “las culturas _a decir del filósofo mexicano Leopoldo Zea_ suelen ser, por naturaleza, excluyentes”, pero pienso que si luchamos todos “juntos”, la nuestra, con tantas conquistas y tantos valores, puede serlo cada vez menos

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